sábado, 29 de diciembre de 2007

(007) El Fin De Semana

La noche es espléndida. La luna en su fase llena ilumina el paraje, reflejándose sobre el lago; dando lugar a una escenografía romántica.

Él va a buscarla, como todos los fines de semana, al bar de la proa. En esa esquina tan concurrida, donde se fusionaban seis bocacalles, frente a una plaza arbolada y cubierta casi en su totalidad con césped.

Salieron juntos en el auto, aunque antes decidió adquirir unas cervezas frescas de su marca preferida.

En él, estaban vivas las imágenes del fin de semana anterior y, con más razón, quería estar con ella.

Él tenía un auto pequeño, bonito, de color blanco, con el tapizado haciendo juego; y siempre la llevaba a su lado. Mientras conducía, bajaba la mirada para observarla de reojo, y mientras lo hacía, su boca segregaba toda clase de jugos; muchos pensamientos cruzaban por su mente y también, solía oler su perfume característico. Todo esto lo perturbaba.

Él solía llevarla a orillas del lago, donde se apreciaba con más intensidad el aspecto plateado.

Una vez llegados, la desvestía suavemente. La acariciaba y sentía su calor y su perfume era más penetrante.

Ella se arqueaba cuando él la tomaba, cuando tomaba una parte de su cuerpo. Mientras él la besaba sentía su calor más intenso aún; y entonces, la mordía lentamente, poco a poco, parte por parte, no dejaba pedazo sin disfrutar; disfrutaba cada segundo, y sabía que no iba a olvidar ese momento.

Ella permanecía inmóvil y las protuberancias se distinguían en su piel elástica; estaba a punto; ella se había humedecido y por ende, de él, las manos y la boca.

Algunos coches que pasaban les iluminaba con sus faros, por lo que él intentaba cubrirla para que no la viesen.

Ella lo seducía con sus formas y colores, y sin pronunciar palabra, lo alentaba a continuar.

Llegó un momento, en que estaba satisfecho físicamente, sin embargo, su mente lo traicionaba, no podía con su genio y quiso más.

La semana transcurrió sin mayores novedades, pero ansiando nuevamente llegara el fin de semana.

Al fin de semana siguiente, tomó su coche, y con el reflejo condicionado, se dirigió rumbo al bar de la proa, y le susurró al encargado, con textuales palabras:

- "...Sin salsa, muchas aceitunas y mucha mozzarella..."

Nuevamente, el fin de semana, la gula, se apoderó de su persona.

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Datos del Autor

Mi foto
Nacio el 28 de septiembre en Montevideo, Uruguay. Ha publicado historias con el "nick" de Rosa M. Medina; y, terceros han publicado parte de sus poemas en "El Vocero" de San Juan, Puerto Rico. Estuvo viviendo en San Juan, Puerto Rico; y Loiza, Puerto Rico. Actualmente reside en Montevideo.