miércoles, 27 de junio de 2007

(005) El Llamado

Me preguntaba: ¿qué estaba haciendo ahí?
Yo nunca hice nada parecido, no me imaginaba que tuviese algo entre piernas.
Nunca hubiese pensado en meterme en semejante locura, peleando contra fantasmadas, cuerpos mitológicos, y otras aberraciones que, ¡no existen!
Había cruzado por precipicios sin fondo, océanos sin agua, charcos con materia humeante, y otros obstáculos.
Sin embargo, ahí estaba, parado detrás de una especie de arbusto pétreo intentando proteger mi vida y salvar otra. ¿Salvar otra? Ah..., sí...!!! Pero ¿cuál...?
Había una fuerza superior que me llevaba en esa dirección y se escuchaba una voz que me llamaba, por mi nombre y desaforadamente gritaba: "Sálvame, socorro...!!!"
Me decidí a salir, pero por si acaso, volví a mirar por sobre ese arbusto y allí estaba, con cara de pocos amigos. ¿Estoy delirando...?, ¿con cara...?, ni siquiera le encontraba los ojos, no sabía si me miraba por arriba o por abajo, por un lado o por otro.
La cuestión es que no podía pasar por ese lugar, y cuanto más me detenía, más se sentían los gritos.
Cuando intentaba salir, sentía un fuerte dolor en mi vientre, pero no podía descifrar cómo me atacaba, si con rayos láser, emulando alguna batalla futurista, o con el lanzamiento de alguna cosa puntiaguda, cortante.
No entendía cómo podía saber mi posición y no sabía de que manera me atacaría esa cosa amorfa e incolora. De una cosa sí estaba seguro, no tenía color.
Intenté avanzar por la derecha, y se volvía hacia mí, por lo que decidí hacerlo por la izquierda, y también se volvió hacia donde yo estaba parado. Realmente estaba decepcionado, no sabía qué hacer, a qué atinar, de protección solamente tenía..., sólo tenía..., nada; y para peor estaba desnudo, me sentía muy liviano.
Es cierto, me sentía tan liviano como si hubiese estado bebiendo toda la noche, y no sentía nada en absoluto; era una paz total y aquellos pequeños dolores en la espalda habían desaparecido, como por arte de magia.
Pero volví a la realidad al escuchar nuevamente esa llamada, por lo que intenté moverme con mayor rapidez. Al hacerlo, noté que mis saltos eran mucho más altos y largos que de costumbre, algo... ¡fantasioso!
Me decidí, salté por encima de esa cosa, temeroso sí, aunque necesitaba a todo costo llegar al origen del llamado; si alguien me necesitaba, y específicamente a mí, no podía defraudarlo.
Al llegar al otro lado de esa criatura, vi como se dirigía en mi misma dirección y, aayyy!!!, opté por correr lo más rápido que pude.
La voz, se oía todavía muy lejos, como a varios kilómetros, aunque, a medida que me iba acercando, el volumen disminuía.
El llamado provenía de una cueva de cristal, y un haz de luz intenso iluminaba todo el paraje y un poco más allá.
Todo continuaba confuso, no podía relacionar lo que ocurría, pero al fin llegué.
En ese emplazamiento había varias personas desconocidas, y a diferencia de mí, estaban vestidas casi completamente; alrededor de una especie de mesa rectangular.
Cada uno de ellos estaba haciendo algo, y no podía identificar con claridad a una de las personas que no hacía absolutamente nada.
Ya casi no distinguía la voz, sin embargo, resonaba dentro de mi cabeza; hasta que pude reconocerla, así también a la inútil persona y al lugar.
La cueva no era más que una cúpula de vidrio, desde la cual, se observaba toda la habitación. La voz correspondía a la persona inerte, era yo mismo!!!, y el resto, era el personal del quirófano haciendo maniobras invasivas con mi apéndice.
Parece que el anestesista no acertó a la dosis.

No hay comentarios.:

Datos del Autor

Mi foto
Nacio el 28 de septiembre en Montevideo, Uruguay. Ha publicado historias con el "nick" de Rosa M. Medina; y, terceros han publicado parte de sus poemas en "El Vocero" de San Juan, Puerto Rico. Estuvo viviendo en San Juan, Puerto Rico; y Loiza, Puerto Rico. Actualmente reside en Montevideo.